El príncipe Alí, se
aburría en su palacio por llevar una vida muy monótona, tanto que un buen día
decidió irse en un barco en busca de aventuras.
-Parece que se acerca
una tempestad -pensó-.
El viento comienza a
levantar las olas. Estaba en lo cierto, no pasó mucho rato, hasta que una gran
tormenta, comenzó a mover el barco como si fuera una cáscara de nuez.
El capitán gritó:
sálvese quien pueda, el barco se hunde.
Alí, consiguió saltar a
tiempo y gracias a las olas, llegó a una isla en la que habitaba un genio, el
cual le tomó como criado.
Su labor, era la de
procurarle caza al genio, ya que su criada, una princesa llamada Zoraida a la
que había secuestrado, solo podía procurarle fruta.
Al ir a cazar, se
encontró con un cervatillo, el cual le suplicó que no le matara a cambio de
desvelarle como salir de allí. Guiándolo hasta un castillo, el que vivía el
caballo de plata al que si conseguía domar, le ayudaría a derrotar al genio
malvado. Con mucho esfuerzo, consiguió domar al caballo, que resultó ser el antiguo
genio de la isla al que el malvado, había encantado.
Derrotado
el genio malvado, Alí y Zoraida, pudieron regresar al reino de la princesa,
donde el sultán, agradecido, concedió la mano de Zoraida a Alí y fueron felices
para siempre.